Ilmarin Tormellya
Feb 24, 2019 21:24:24 GMT
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Post by Ilmarin Tormellya on Feb 24, 2019 21:24:24 GMT
Nombre:
Ilmarin Tormellya
Ilmarin Tormellya
Género:
Masculino
Masculino
Edad:
20
20
Raza:
Ent
Ent
Casa:
Emberwild
Emberwild
Stats
Fuerza: ★★★
Inteligencia: ★★★★
Social: ★★★
Agilidad: ★
Defensa: ★★
Habilidades raciales
Lenguaje de las flores: Al ser tan allegados a la naturaleza, estos arcanos pueden dialogar con cualquier clase de planta, no precisamente una conversación hablada pero entender y empatizar con ellas.
Lenguaje de las bestias: Estos arcanos tienen un don para poder charlar con cualquier animal, ya sean mortales, ferales arcanos o formas selladas que no pueden comunicarse.
Hermana Naturaleza: Estos arcanos pueden hacer crecer o sanar plantas incluso en las tierras menos fértiles, usualmente acorde al ecosistema donde nacieron. Este poder es limitado por la edad, siendo los arcanos adolescentes solo capaces de crear ramas o enredaderas de poca fuerza.
Cortés - Observador - Empático - Sincero - Meditativo - Sensible - Decidido - Orgulloso
Criado bajo la sombra de su padre, el jefe de la pequeña comunidad arcana de Sauceleste en los bosques australes de Sudamérica, Ilmarin adquirió y fue formado en las características que se esperaría de él para liderar la comunidad cuando creciese.
Calma para afrontar los problemas propios y oír los de los demás. Sinceridad para dar respuestas certeras. Curiosidad para investigar y encontrar las resoluciones de los mismos. Amabilidad con tu gente, para que los demás se sientan seguros junto a tí. Determinación para tomar las decisiones y no retroceder. El corazón tierno del joven Ilmarin hizo que se esforzara por ser tan fuerte como se esperaba de él, pero si se lo conoce mejor se verá que también hay un sensible y a veces frágil muchacho, pero leal y protector, listo para dar tanto un abrazo como un puñetazo según la situación lo requiera.
Historia
Hace muchos años, cuando el conflicto entre humanos y arcanos estaba lejos de estar resuelto, una joven druida huyó de la persecución por parte de los humanos a un recóndito lugar en los bosques de la Patagonia, disfrazada como una inmigrante. Allí conoció a un Ent, con quien tras la desconfianza inicial, su enlace crearía la familia Tormellya. Se dice que cuando los días de la druida estaban llegando a su fin, se unieron en un solo ser. Un magnífico sauce plateado, del cual manaba una fuente de aguas sanadoras. Un mero hilillo de agua plateada al principio, hasta convertirse en una fuente y un pequeño arroyo. Del cual los descendientes de estas legendarias figuras serían los guardianes.
Alrededor de esta fuente, eventualmente se creó una aldea, Sauceleste. Habitada casi exclusivamente por seres arcanos, la fuente sanadora atrajo druidas, brujas, hadas, ninfas, unicornios y todo tipo de seres que buscaban refugio en la comunidad dirigida por Ents.
Hacia la actualidad la comunidad mantenía un cierto recelo hacia los extraños y más aún hacia los humanos, pero no pasan de miradas desaprobatorias y algunas faltas de respeto.
El líder de la aldea, Kaldarin, tomó por esposa a Selena, una valquiria renegada que se desenvolvía como jefa de los bomberos de división regional. La mujer había llegado en mal estado durante una de sus tareas y allí conoció al Ent, con quien eventualmente tendrían un precioso par de mellizos, uno Ent, Ilmarin, y una valquiria, Hemera. Ambos padres, como era de esperarse, los criaron con afecto, pero gran disciplina. Esperando que lograran ser grandes personas.
A pesar de esto, los mellizos crecieron con un fuerte lazo entre ellos que sería dificil de romper. Y que sería su punto de apoyo a medida que crecían. Hemera crecería para ser una magnífica valquiria a quien Ilmarin jamás lograba vencer. E Ilmarin se volvió un fuerte Ent que...bueno jamás flaqueó un segundo a pesar de todas las palizas recibidas por su hermana en sus entrenamientos.
La vida de ambos se habría desarrollado sin mayores problemas, de no ser por el día que la fuente comenzó a flaquear. Parte de los deberes de la familia Tormellya era velar por el bien de la fuente y que su uso fuera libre para todos. Y para asegurar su bienestar había muchas cosas que hacer, además del mantenimiento.
Se le ofrecían pequeñas ofrendas al Sauce Estelar y era deber del Ent de la familia pedir a los espíritus del bosque y de los ancestros arbóreos de los Ents que le dieran salud a los árboles y al bosque. Una vieja forma de adoración a la vida y los seres vegetales que la componían en parte. Hasta entonces había funcionado. Hasta el momento en el que Kaldarin cedió el espacio de los rituales a su hijo, durante la primera luna llena tras su cumpleaños numero 17. Ese verano la fuente comenzó a ser menos abundante. Hasta reducirse a apenas un goteo patético.
Ilmarin no comprendía que podía fallar. Realizaba las ofrendas conforme a los escritos. Realizaba los cantos ceremoniales durante los festivales. Rezaba antes de que el sol despuntara, bajo el rocío helado. Conforme pasaba el tiempo había noches enteras que se pasaba rezando, cantando o bailando. O simplemente buscando en libros de la extensa biblioteca familiar alguna solución que sus antecesores le pudieran dar.
-Los espíritus son sordos a mi devoción, padre...
Solía decir. El ánimo del joven comenzó a descender. Hemera solo podía ver como su hermano se desgastaba cada vez más.
Una noche de invierno se sumergió en la fuente cercana al Sauce Estelar, apenas vistiendo su túnica ceremonial. Con sus manos unidas y la mirada fija en el árbol, mitad ruego, mitad rezo. Tratando de usar cada palabra que sabía del lenguaje de las flores para llamar la atención del árbol, recibir una señal. Un llamado. Algo.
Solo salió de allí cuando su hermana lo sacó, al borde de la hipotermia, cuando la nieve comenzó a caer.
Y a pesar de que su fracaso era evidente, Ilmarin no lloraba. A pesar de que apenas sentía sus pies y las orejas le dolían no derramó una lágrima. Hemera sufría viéndolo así.
-Aún no está todo dicho. Aún hay cosas que se puedan intentar, Ilma.
-Gracias, Hemera...-dijo inexpresivamente-Eres muy amable.
Le depositó un suave beso en la frente y decidió dar un paseo mientras lo dejaba calentarse frente al fuego y beber el chocolate caliente. Miró al árbol, imponente como era con sus casi 8 metros de altura. En la escasa antes de que el sol saliera por las montañas creyó ver algo en las ramas más altas del sauce. Tomó vuelo y se encontró con un objeto redondo, brillante y oscuro, lleno de pequeñas manchas cual estrellas.
-¡...!-los ojos de la valquiria brillaron con anticipación.
Ilmarin no podía creerlo. Un fruto. El Sauce Estelar había dado un fruto. Pero en los muchos años que tenía de existencia era un evento completamente sin antecedente. A pesar de que buscó con más ahinco, no había nada de información en la biblioteca. Pero sí información de dónde podría llegar a conseguir respuestas.
-No puedes irte ahora-espetó su padre-Sauceleste necesita que su Vestal esté aquí.Y deberías poner más énfasis en tus poderes sanadores con las plantas y no tanto en tratar de evadir tus problemas jugando a ser un estudiante lejos de aquí.
Ilmarin asintió, respetando lo que decía su padre. Pero Hemera no lo toleró. Se excusó de la mesa y arrastró consigo a su mellizo.
Ambos lo sabían. Su padre no lo entendería hasta que fuese muy tarde. El árbol muy probablemente estaba llegando a sus últimos días. Su única esperanza era la semilla. Pero jamás nadie había criado un árbol tan particular. La única esperanza era ir a Hollowell, en la lejana y legendaria Mirovia.
Apoyado por su hermana, en el amparo de la noche el joven ent escapó a lomos de su caballo, cabalgando hacia lo desconocido. No podía regresar con las manos vacías. No lo haría.
Datos curiosos:
-Cumple años el 15 de Junio
-Mide 1,78 en su forma sellada
-En su forma Fated adquiere unos brazos de madera y cuernos de ramas, por lo general. Su piel se torna más tostada y sus cabellos se unen en rastas. Su iris se torna dorado y ligeramente brillante.Alcanza el 1,90 de estatura
-En su Forma Verdadera mide 2 metros y su piel toma la textura y forma de la madera pulida en algunas partes.Sus escleras se tornan negras y el iris, dorado, brilla intensamente. Sus cuernos se tornan mas bien una cornamenta, a veces llena de hojas, a veces llena de musgo o flores.
-Sabe tocar el arpa, dado que se solía usar en varios de los rituales y festivales de su pueblo.
-Gracias a su madre, sabe usar arco y flecha(que tuvo que dejar en la armería). Pero no se le da tan bien. Sabe algo de defensa personal y suele llevar consigo un bastón blanco hecho del Sauce Estelar, regalo que le fue entregado cuando fue nombrado Vestal del Árbol.
-Gusta mucho de bailar y cantar, aunque hace bastante no lo hace
-Antiguamente tenía el cabello largo, como era tradición para los hombres de su familia, pero cuando partió de casa se lo cortó y lo mantendrá así hasta que cumpla su misión.
-Disfruta mucho de las actividades al aire libre como acampar y caminar.
-Adora los caballos, son su animal favorito.
-Es un tanto inexperto con el mundo exterior, dado que fueron pocas las veces que salió de su pueblo. Encuentra muchas cosas sumamente interesantes, en especial los avances tecnológicos.
-Suele tener un trato un tanto "principesco" dada su crianza. Suele hablar calmadamente y en un tono digno, melodioso y ligeramente orgulloso.
-Aprovecha al 100% esta oportunidad de salir de su pequeño mundo, para descubrirse y descubrir el mundo. ¡Toda experiencia nueva es enriquecedora! "No basta solo con agua para que la semilla madure a árbol" suele decir.
-Debido a su rol como Vestal del Árbol es muy espiritual. Sabe múltiples ritos y ceremonias de la religión de su pueblo.
-Como se cuenta en la historia, es una rama de la adoración a la vida, desde la cultura éntica, centrada en los espíritus del bosque y la espesura, la vida y los Ancestros de su raza.
-Reza todas las noches antes de dormir
-Aprendió a comer de todo, dado que su madre era una carnívora empedernida y su padre un estoico vegetariano. Aprecia todas las comidas, pero una buena lasaña es algo que no rechazará jamás.
-¡Hidromiel! ¡Daikiris! ¡Tequila! Le gusta beber, y disfruta las fiestas realmente mucho, cosa de la herencia materna. Hace mucho que no va a una, ya que desde el incidente del árbol no tiene muchas oportunidades para dejarse llevar.
Imagen complementaria: